Mamoplastia Reductiva

La mamoplastía reductiva o reducción mamaria es una intervención que permite disminuir el tamaño de las mamas, acorde a las características anatómicas de la paciente, logrando a la vez una posición mamaria adecuada.

El exceso de tamaño de las mamas es un problema que puede verse en distintas etapas de la vida; durante el periodo puberal y adolescencia puede tratarse de una patología llamada hipertrofia mamaria virginal, que se trata quirúrgicamente con alguna de las distintas técnicas de reducción mamaria, con la salvedad que la mama puede seguir creciendo incluso después de la intervención y podría requerir una nueva intervención en el futuro.

En el adulto en casos moderados puede hablarse de hipertrofia mamaria y en casos severos, donde el exceso es de más de 1.000 grs por mama, se habla de gigantomastia. Esta patología se trata con la reducción mamaria, y a diferencia de lo antes mencionado, es poco probable que la mama vuelva a crecer.

Por tratarse de una remodelación mayor del contorno mamario las cicatrices pueden ser mayores a las requeridas para otras intervenciones, lo habitual es que quede una cicatriz alrededor de la areola (que se logra camuflar dentro de la areola), y otra en “T” o en “ancla”, que consiste en una cicatriz vertical bajo la areola y una cicatriz horizontal en el surco submamario. A pesar de lo extenso que pueda sonar, las cicatrices en general son de buena calidad y características, lo que asociado a la disminución significativa del volumen mamario logra dar como resultado un cambio satisfactorio.

En distintos estudios se ha visto que los resultados de la reducción mamaria están asociados con una mejoría significativa en la calidad de vida de las pacientes sometidas a la intervención, mejorando en todos los aspectos (social, laboral y personal).

Como en el resto de las cirugías mamarias, se recomienda continuar con su control habitual de patología mamaria (mamografías / ecotomografías mamarias).

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