Rejuvenecimiento facial

Los distintos cambios que afectan al rostro con el pasar de los años pueden dividirse en los secundarios a pérdida de volumen, como por ejemplo las ojeras, falta de volumen sobre los pómulos, el hundimiento y surcos en el surco nasogeniano, adelgazamiento labial; por otra parte están las arrugas que en general se concentran en el tercio facial superior, como en la frente, entrecejo y alrededor de los ojos, las llamadas “patas de gallo”.

Para la falta de volumen una buena alternativa es el uso de Ácido hialurónico, que restaura el volumen en las zonas aplicadas, tiene un efecto inmediato y la duración del efecto es cercana a los 10 a 12 meses, dependiendo de la región aplicada y del producto que se utiliza.

En el caso de las arrugas dinámicas, que son aquellas que aparecen con el movimiento, como frente y ceño por ejemplo, el tratamiento habitual es la aplicación de toxina botulínica. El inicio de efecto empieza a ser notorio desde el tercer a quinto día, y el efecto tiene una duración cercana a los 6 meses.

Para las arrugas estáticas, que son aquellas que ya llevan mucho tiempo y no se corrigen solo con toxina botulínica, como las del ceño, puede combinarse el uso de Toxina Botulínica y Ácido hialurónico.

Asociado a cualquiera de estas alternativas, dependiendo de las características de cada paciente, se puede hacer además fotorejuvenecimiento con distintas técnicas.

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